
Se trata de un proyecto levantado con mucho más que piedras. Detrás de la iniciativa hay mucha ilusión, mucha determinación y mucho tesón, porque no es posible conseguir algo tan grande sin todos esos ingredientes. Pero, sin duda, merecerá la pena porque dará la oportunidad a los saharauis de "poder crear, poder contar sus propias historias", como relata la actriz Elena Anaya -que acudió a la última edición de FiSahara- en la revista Glamour de este mes.

Mientras, como puede verse en las fotos, los trabajos continúan entre arena y polvo. Trabajos realizados por una constructora saharaui, puesto que serlo era una condición indispensable para poder acceder al concurso público de construcción de la Escuela. De manera paralela y ya desde España, los trabajos tampoco cesan: hay que 'hacerse' con todo el material que sea posible para dotar a la Escuela de los equipos y la infraestructura necesaria para poder impartir las clases, tanto teóricas como sobre todo las prácticas. No ha de ser lo último de lo último y, en este caso, esa mala costumbre que tenemos en los países desarrollados de desechar las cosas cuando ya no son lo más moderno juega a nuestro favor.
Antes de que nos demos cuenta, los jóvenes saharauis estarán disfrutando de sus clases de cine. Y FiSahara Blog estará ahí para contarlo. Quién sabe, quizás en el próximo festival la Camella Blanca se quede para los locales.
ole! que bnico ver las fotos!!!!!
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