FiSahara 09 ya ha tocado a su fin. Ha sido una semana emocionante, repleta de novedades en todos los sentidos y, sobre todo, buenos propósitos. Ya en uno de los vuelos de vuelta se respiraba el buen ambiente, intercambiando teléfonos, mails, etc. entre talleristas, proyeccionistas, periodistas o, simplemente, visitantes al festival, tanto franceses, como ingleses, alemanes, estadounidenses, peruanos, etc. Jamás vi tanto buen rollo por metro cuadrado. Y eso sólo representaba una mínima parte de lo que he podido presenciar durante todo el Festival. Un Festival que el actor José Luis Pérez-García calificó durante la rueda de prensa como "el mejor festival del mundo, donde no hace falta alfombra roja, porque tenemos todas las alfombras de las jaimas".
Pero FiSahara 09 no ha hecho más que empezar. Ahora toca recoger los frutos, que no son otros que una repercusión mediática que conciencie a la comunidad internacional de la necesidad de resolver el conflicto en el Sahara. Esta concienciación resulta imprescindible para que los gobiernos de los diferentes países, con España y Marruecos a la cabeza, practiquen políticas honestas y justas, dejando a un lado los intereses comerciales. Desde luego, nuestro esfuerzo y tesón no quedarán en el Festival, sino que tendrá continuidad el resto del año.
Por otro lado, durante los diferentes posts que he ido escribiendo he ido exaltando las bondades del pueblo saharaui, quedándome corto siempre, creánme. Ahora me toca hacer lo propio con el equipo con el que he tenido el privilegio de trabajar codo con codo. Y es que el reducido grupo de personas voluntarias que organizan el Festival desde Madrid son de una calidad humana extraordinaria, sin los cuales nada de lo que ha sucedido durante los pasados 7 días hubiera sido posible. Ellos son capaces de hacer fácil lo difícil, de conseguir lo imposible y, sobre todo, de transmitir su entusiamo ilimitado al resto de la expedición.
Por supuesto, he de descubrirme también por el equipo saharaui que ha hecho posible que toda la compleja logística del Festival llegara a buen término y, cómo no, por las decenas de talleristas, proyeccionistas, subtituladores, etc. que han acercado una nueva realidad a los jóvenes saharauis que han asistido ilusionados a sus talleres, a sus proyecciones...
Ojalá los gobiernos terminen por rendirse a esa densidad de buen rollo a la que hacía referencia antes. Desde luego, nosotros, trabajaremos incansablemente para que así sea.
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