(Vía dbnews)
Hay noticias que no se sabe muy bien por qué no saltan a los medios de comunicación. Y, claro, le da a uno por pensar mal. Ayer, por ejemplo, ABC informaba de la visita del presidente del Senado de Méjico, Carlos Navarrete, a los campos de refugiados saharauis. Durante su visita, aprovechó para reunirsecon altos cargos tanto aregelinos como de la RASD.
Lo que no decía el diario -ni éste ni otros- es cómo Navarrate, tras ver la cruda realidad de los campamentos, ha decidido cancelar su visita diplomática a Marruecos en protesta por la violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental ocupado, haciendo especial hincapié en la situación de los activistas saharauis encarcelados en la prisión de Salé (Marruecos) y los demás presos políticos en huelga de hambre en varias cárceles marroquíes.
Navarrete está convencido de que la solución a la cuestión del Sáhara Occidental “pasa principalmente por el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación conforme a las resoluciones de la ONU y de las organizaciones internacionales”. Su decisión de suspender la visita a Marruecos supone toda una lección de honestidad para la Administración Zapatero, en plenas vacaciones de Semana Santa.
"Méjico no tiene intereses comerciales en Marruecos", justificarán algunos. Aunque así fuera, ese argumento ya vendría a confirmar que España se vende por unas cuantas monedas pero, además, no es el caso, y sólo en 2008 las importaciones mejicanas en el mercado marroquí superaron los 150 millones de dólares.
Se puede decir más alto pero, ¿más claro?
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